Resultado: Móstoles Sur - 3 ; Alcorcón ´D´ - 3
Hace ya unos cuantos años, una empresa de moda infantil hizo famoso un eslogan que cojo prestado para titular esta crónica. Situémonos. Apenas siete días atrás, el rival con el que nos enfrentábamos en Arroyomolinos recibía un abultado 6-1 de nuestro ´A´, que con todos los respetos, es quizá de los equipos más flojos de la competición. Bien, se podía intuir que ganaríamos fácil. Error. Claro que, errar es más fácil cuando desde dentro tenemos un caballo de Troya contemporáneo.
Hasta la ratonera que llaman campo en Los Mosquitos, nueve representantes de Los Artistas se citaban para intentar sumar tres puntos. El segundo entrenador ya avisó que a este partido no podía acudir, tampoco Jose, claro está. Adrián continuaba enfermo, y Santi eran bajas también. Por lo tanto, Diego como es costumbre defendía la portería, con la repetición del trío defensivo compuesto por Javi en la diestra, David en la zurda y Alberto en medio de ambos y luego, ya empezó el show de alterar las posiciones habituales de los jugadores: Gabriel en la izquierda, Alejandro en la derecha y Luis arriba. Luego, cómo no, hubo cambios para dar y tomar. Lo de siempre.
"Hemos tirado la primera mitad", es el escueto pero acertado resumen que Jose (Ale) hacía tras acabar el partido. Y es que fue así. Pese a que Luis, en la primera que tuvo la mandó a la jaula, flotaba en el ambiente que no era una mañana brillante para los nuestros. El 1-0, lejos de asentarnos, pareció que inundó a los chavales en una burbuja de cloroformo. Claro que, si no hay una referencia clara en el medio-centro que destruya el juego rival, y fabrique el propio, es como ponerle una alfombra al rival. Ellos, se fueron creciendo con el paso de los mitutos, acogotándonos atrás. Se veía venir.
Tras varios saques de esquina en contra, era casi cuestión de probabilidad el encajar un gol en uno de ellos. Así fue. Lo peor es que recibimos otro casi calcado. Tampoco es de sorprender observando cómo se preparan las acciones ensayadas e incluso, aunque no sea el caso, el alineador introduce cambios en un córner en contra. Antes del previo en un manual de entrenador, eso está en negrita, subrayado y en color rojo con la palabra prohibido. Otro ejemplo más del sinsentido que rodea a los chicos.
En fin, que al descanso el resultado era 1-2, y además totalmente meredido. Los papás de los otros chavales estaban casi más alucinados que nosotros. Resucitando muertos, vamos. La solución tras el descanso fue poner a Gabriel de organizador, cuando hace decenas de partidos que ya no juega allí. La enésima ocurrencia no funcionó. El Alcorcón nos hizo rapidamente el tercero y el partido se ponía en chino. Jugar con defensa de dos tampoco ayudó, máxime cuando jamás se ensaya tal cosa.
Ellos estaban logicamente crecidos, todo lo contrario que los nuestros, abatidos sobre el verde, sin aparente capacidad de reación. Cuando el raciocinio volvió, Alejandro de organizador, Gabriel el la derecha y la reentrada de Luis aunque fuese tirado a un costado, donde no se aprovecha mejor sus cualidades, la cosa cambió. Pero el gol que acortase distancias no llegaba y el tiempo se echaba encima.
Al menos la tendencía había revertido. Ahora el asedio era nuestro. En un balón suelto dentro del área pequeña, Gabriel consiguíó colarla entre las piernas del portero y con ese gol, llevar el convencimiento a Los Artistas que la remontada era posible. Claro que lo era. Ahora los chavales creían; a un par de minutos del final, Alejandro enganchó un balón en la frontal del área que supuso el 3-3.