Resultado: Arroyomolinos ´D´ - 5 ; Móstoles Sur - 1
Seamos rigurosos. En sesenta segundos, tan sólo un minuto, Los Artistas perdieron casi toda posibilidad de hacer algo en este partido. Ellos, sólo ellos. Lo del final, trufado durante todo el encuentro, del niñato del silbato es otra historia que comentaré al cierre de esta crónica. No quiero que en estos párrafos el protagonismo recaíga en alguien nocivo para nuestros hijos, pero tampoco que su deplorable comportamiento pueda salirle gratis. Vamos con lo que nos interesa, los niños.
Lo decía al inicio, bastó un horroroso arranque para echar por tierra el intentar otra nueva machada. El ´A´ nos había dado esperanzas la semana pasada al empatar a cuatro frente a nuestro rival, y eso que al parecer, les birlaron de mala manera incluso poderles haber ganado. Por eso, y por la calidad de nuestros fenómenos, había chance. Gabriel, ante la ausencia de Jose, ejercia por primera vez de primer entrenador y alineaba a Diego en portería, Alberto y David atrás, Alejandro escoltándolos, Juan por la izquierda, Gabriel en la diestra y Luis como referencia en punta.
En un abrir y cerrar de ojos estábamos 2-0 en contra. El congelado inicio obligaba a los chavales a escalar una montaña muy alta. Cuando quisieron entrar en el partido era tarde. Además, a los diez minutos recibimos el tercero. La cosa estaba casi imposible, pero ellos no se rindieron. Una falta un par de metros fuera del área serviría para que Alejandro anotase un golazo, y eso que su padre echaba de menos en ese tipo de acciones a Jose, pero su hijo se encargó de que tuviese que cerrar la boca y asentir orgulloso con la cabeza tras el golpeo que acabó en la red. Habiá partido, o eso es lo que creíamos, ilusos de nosotros, niños y padres. Comenzaría el intencionado (porque creo firmemente que fue así) expolio a nuestros chicos.
Tras nuestro gol el entrenador rival, que había cambiado a todo su equipo, ya no lo veía tan claro. Con Los Artistas achuchando de lo lindo, tuvo que meter de nuevo su artillería pesada. Solo la fortuna y el del pito le salvaron. Ale enviaba un balon al larguero que no entró de milagro, un par de centímetros más abajo y el eséferico nos hubiese otorgado el segundo. En el sprint final los chavales estuvieron genial. A Luis le hicieron una flagrante falta calcada a la del gol, pero que el de negro no quiso pitar, insisto, no quiso señalar. El remate llegaría casi al final, cuando un defensa despejó con la mano un balón colgado y el de siempre se hizo el sueco. Sinceramente yo no pude ver esa acción, pero me fio de cuantos me lo dijeron y la cara de asombro de Gabriel, el entrenador, que no podía creer que no hubiese pitado penalty. Pero no pasaba nada, las señales eran buenas y así se lo transmitíamos a los niños cuando se acercaron a la banda para tomar un trago de agua en el descanso.
Con renovadas ganas saltaron nuestros fenómenos para intentar darle la vuelta al marcador. Ellos ponían la fe, la garra y el fútbol, pero las contantes chinitas en el camino les fueron minando la moral. Que si ahora te pito una absurda falta en contra, la entrada de karateka del rival no lo es, si les empujaban sin balón por medio no pasaba nada, sus desplazamientos de pelota cada vez que ibamos a sacar de banda caían en saco roto... pequeñas cosas que pasan factura y nos hacían indignarnos a cuantos lo veíamos. Todo ello enre la mofa continua del desvergonzado del silbato, que se encaraba con nosotros cuando le reclamábamos que no fuese justo con los críos. Y sin ningún insulto por nuestra parte, que quede bien claro.
Entre tanto, recibimos el cuarto cuando más arriba estaba el equipo, pero el quinto ya hizo que aquello no pareciese una broma de mal gusto si no algo más. En un claro fuera de juego el árbitro concedió el gol y ya no pudimos más. Sin un sólo insulto de por medio, insisto en ello, lo que hizo el cerebro de mosquito de negro fue impresentable. No lo voy a describir aquí, todo el mundo lo vio, y lo que es peor, lo niños. Un pernicioso ejemplo del que dimos buena cuenta al delegado federativo, una persona que estuvo de ´10´, viniendo a apaciguar los ánimos, escuchar nuestra versión y quedarse asombrado tras contarle lo que pasó. Todo lo contrario que el ¿encargado? de los campos de Los Mosquitos, cuyo hobby es ser macarra en sus ratos libres, que vino a defender a los suyos encizañando y acusándonos de hasta haber matado a Manolete. Quien también estuvo fenomenal fue el entrenador del primer equipo del Arroyomolinos, que se acercó para calmar el momento de tensión. Cómo sería que hasta a la pobre Manoli se le escapó el llanto de la impotencia. En fin, un desagradable espectáculo que estoy convencido, fue intencionado.
No quiero acabar con este vergonzoso espectáculo y sobre todo con un tipejo que espero reciba lo que siembra. Lo importante, lo único que aquí vale son nuestros hijos. Y ellos siempre serán los mejores, ganen o pierdan. Salieron enfadados con lo sucedido, aprendiendo que en la vida te puedes encontrar cosas como esta. Una lección para extraer lo bueno, y olvidar ya lo negativo. Venga chavales, a por el líder el viernes en la Liga Municipal.